domingo, 12 de febrero de 2012

Reporte 10 2 12

Reporte, 10 2 12

Anoche decidí probar la cámara DSI pro con Orión y algún otro cúmulo. Mi idea es proyectar imágenes de cielo, en tiempo real, a una pantalla, durante las charlas astronómicas de PS. Pretendo hacerlo al modo en que lo vi en SPVG, el pasado año, mediante una cámara provista por César Brollo, titular de Óptica Saracco.
El patio de la casa de Mimoni es aparente, ya que los árboles apagan la tontería quieroestarsegurodamemuchaluzintendente, de modo que el norte es asequible, aún.
Saqué a Luz del cielo, el increíble Meade LX90 8´´ y le monté la DSI. Centré y puse en foco gracias al brillo único de don Sirio (SAO 151881 en el goto), en el cenit, y me fui sobre las nubecitas de NGC1976, la nebulosa Orión, más conocida como M42. Lo primero que vi fue el grupo de estrellas superficial, ese terceto que está acaso muy delante; corregí con el pad y centre el trapecio en el sensor de la cámara. A 8 segundos levantaba unos grises muy bonitos; el trapecio perfecto con 4 y a veces cinco de sus estrellitas. La imagen no era mala en absoluto, sobre todo cuando le metí 11 y 15 segundos en visión directa.
Es posible que uno de los nuevos circos que arme ya cuenten con esta herramienta increíble de la tecnología: mínimos y muy pocos fotones llegando como ondas electromagnéticas, chocando contra las celdillas de la ccd transformados en partículas sin masa o fotones, hechos imagen por el programa de la Pro en la pantalla de mi note, imagen que nuevamente viaja hasta mis retinas como ondas y vuelta a empezar.
Ridículo, con perdón de la media palabra.
Saben qué opino, amig@s, de toda esta chorrera de la astronomía, de la ciencia, de los descubrimientos y los odios y egoísmos celestes… No sabemos nada¡¡¡¡ Nada de nada sabemos¡¡¡¡
Newton justificó su fórmula (la cual determinaba que el universo colapsara) con la existencia de un campo infinito de estrellas; Einstein justificó su fórmula (la cual determinaba que el universo se expandiera) inventando de la nada una constante negativa, totalmente ad hoc; Hawkins justifica sus anhelos de una gravedad-cuántica invocando la validez de los tiempos virtuales, de la multiplicidad atroz de ellos, las infinitas historias posibles de una partícula.
Puedo ver –cuando miro una estrella- que estamos bajo los hombros de un chistoso, de un ATDL descomunal, amig@s¡¡¡ Y, lejos de desmoralizarme esa ignorancia, después de tantos y tantos años de esfuerzo, más me motivo.
Recuerdo ahora una charla con un funcionario público al respecto de las envidias y las ansias de figuración de los grandes hombres de esta sociedad, que tiene en un Lanata o un Novaresio a sus referentes informacionales: cualquiera muere por un lugar en una lista, en un paper, en un cargo absurdo e inoperante, y luego nadie sabe la mas mínima nada al respecto de todo¡¡¡ ondas que son partículas; partículas que son materia pero no tienen masa; partículas que, para moverse de A a B corren directo de un punto a otro, pero también por todos y cada uno de los caminos intermedios; etc. etc.
En fin, lamentablemente, me gusta hablar sobre cosas sin sentido.
Continué con las pruebas con mi camarita DSI, la cual me vino sin manual y en toda la infinita web no hay uno en español¡¡¡
Me fui sobre SAO 132406, sigma orionis, esa bellísima múltiple y le metí unas fotasas que apenas me satisficieron. De ahí a M41, no entraba. Luego a M47: ibidem.
Me cansé, enfocar cuesta un Perú; la imagen no entra en el campo de detección; el cúmulo deriva corriendo. Saqué la DSI y le calcé la t2i. Con esta cámara pude levantar color de Orión con apenas 5 segundos de expo. La bestia tiene 18 millones de píxeles y trabaja hasta en 6400 asas. Las tomas que mas me gustaron –hablamos de mostrar el cielo, claro, no de imágenes para foto- fueron a 1600 asas y unos 4 o 5 segundos. El campo es superior al de la DSI y me permite enfocar con mayor facilidad.
Cuanto el pollux estaba por estar dentro de esa olla semi Essen que tiene Mimoni (por cierto, una de esas ollas semeja al horno donde se experimentó  con la radiación de los gases, que derivó en la teoría del cuerpo negro, fundamental para obtener temperaturas de estrellas, distancias, tamaños, composiciones químicas… Tan importante ese horno, parecido a mi olla en la que me despacho un pollo rico como el aroma de la primera novia, a los quince años, en un picnic de la primavera, al amparo de la lluvia, bajo los árboles frondosos de un camping, percibido casi -su aroma- sobre ella, bailando un tema lento que no recuerdo.
El pollo estaba, me avisa Moni y dejo el ACF tapado para volver luego. No abro un vino y ceno esa exquisitez mientras mi media se come una naranja entera, después de tanto despilfarro en las vacaciones. Le cuento de mi progreso y anhelo y ella me cuenta sobre la gota de sangre gigante que está fabricando para luchar contra la estupidez de la gente que no se anota como donante voluntario, con la falta que hace. El otro día leí una propaganda genial: un superhombre puede salvar una vida; un donante, salva dos. Miro la inmensa gota del globo que Moni tapa con sucesivas capas de diario y cola, y pienso en las similitudes que ese trabajo tiene con Beteljause, la gigante roja, de sus capas y capas superpuestas que irremediablemente expulsa al espacio; y pienso, claro, en la bellísima DY crucis, la carbono pegadita a Beta cruz. Ahorita me voy a por ti, me digo, y apenas guardo el plato y me lavo salgo abrigado al patio, otra vez.
Destapo el cristal del Meade y enfoco beta cruz. En un golpe de vista DY está presente. Me concentro en ella y aumenta rápido su color, claro, por el conocido efecto Purkinje, referido a la forma en que los bastones crean imágenes durante la visión escotópica (en ausencia de luz). DY cruz es hermosa en mi 90 910, imaginen lo que será verla mediante el 203mm, a 133x* merced un GSO de Duoptic.

*Digresión malvada: A propósito de aumentos desaforados y cesáreos observadores trasandinos. Creo que todos hemos leído el post de los 675x del amigo César. Bien, es su relato un virus que ya ha contagiado a un hermano venezolano. Ahora resulta que se puede observar Júpiter 700 veces más cerca gracias a un celestron de 100mm. O dioses del cuzco¡¡¡ ¿Por qué gasté tanto en mi Meado, de 20 centímetros y 2 metros de focal, de nítidos y escasos 200x? uff, quiero mis morlacos de vuelta¡¡¡¡¡
Fin de la digresión.

Miré luego la A, y pude constatar cuanto bailaba la imagen al aclimatarse la placa correctora que había dejado tapada.
Como no podía irme a dormir sin mi amada, le metí un rato a Carina, a sus caminos oscuros, a su luz azul que vemos naranja.
Y me acosté.

Sergio.

domingo, 21 de agosto de 2011

La leyenda del Choike



La leyenda del Choike
Para Úrsula, con cariño.
Úrsula quiere decir Osita.

            Hace muchos años, cuando no había ciudades ni rutas, los hombres y las mujeres vivían en aldeas y andaban por el campo a pie.
Tampoco había luz eléctrica ni televisión y por las noches el cielo daba su oscuridad y sus estrellas para que la gente se reuniera alrededor del fuego a contar historias sobre los valientes antepasados.
Entre todos los niños de la tribu, había una niña llamaba Osita, y un niño llamado Orión. Orión era muy valiente y admiraba a los grandes cazadores de la tribu. Osita a su vez era muy inteligente y admiraba a los adultos que pintaban los cueros de los animales o las grandes rocas y piedras que por allí había. Ambos niños hacían muy bien en admirar esas habilidades pues los cazadores eran los encargados de conseguir comida (ya que entonces no había ni granjas ni supermercados) y los dibujos siempre fueron especiales y muy queridos por todos, porque los dibujos sí que cuentan historias, ¡¡¡y sin historias nadie aprende nada!!!
Una buena noche, el Abuelo de la aldea se sentó junto al fuego y se acurrucó bajo la piel de puma, que le servía de abrigo como si fuera un pulóver. Los hombres se ocuparon de llamar a todos los niños y las niñas para que no se fueran a perder la historia que se iba a contar enseguida. Osita y Orión llegaron primeros; Orión con sus boleadoras atadas a la cintura y Osita con sus piedras y sus carboncitos para pintar. Se sentaron juntos y sus ojitos pícaros brillaban con los reflejos del fuego que crepitaba y lanzaba chispas hacia arriba, hasta mezclarse con las luces del cielo. Las boleadoras son dos piedras envueltas en un cuero y atadas entre sí con un tiento o una soga; se arrojan contra el animal y estas se enredan en las patas y así el bicho es cazado. Los carbones para pintar se hacen quemando la punta de algunos palos. Los palos quemados sirven para dibujar como si fueran lápices de color negro.
Cuando todos los chicos se hubieron sentado y se encontraron en silencio, el Abuelo se rascó la barba y comenzó su cuento con voz cascada.
Hace muchos años… -dijo- y tú recuerda que esto pasó cuando los hombres andaban por la pampa detrás de los animales que le daban su alimento. Los venados, las mulitas y los choikes eran los preferidos, aunque también cazaban otras aves y pescaban en los ríos y lagunas unos peces gordos y grasosos.
De entre los primeros -los preferidos- los Venados eran muy sabrosos y sus pieles muy suaves para fabricar la ropa y las boleadoras; las Mulitas, o los Peludos –como también se les dice- eran riquísimas y sus caparazones les servían a las mujeres para cocinar y cargar agua (una receta de cocina muy pedida era cocinar la carne de la mulita en el propio caparazón: la carne se hacía hervida y quedaba muy blandita y muy rica), y también para hacer instrumentos de música, como el charango.


Los choikes, por último, eran muy admirados por sus lindas plumas y su ejemplo como guardianes de la cría. Los grandes choikes macho son los que se ocupan de cuidar a los hijitos choike, hasta que estos son grandes y se buscan novia o novio. Los choikes son como los ñandúes o cono los avestruces, pero más chiquitos, más bajitos, y sus plumas son pardas o grises.
Así andaban, los hombres y los animales, en amistad, viviendo y muriendo para dar y recibir la carne y el alimento que hace fuertes a los chicos y que calienta la panza de los viejos y las viejas sin dientes, dijo el viejo. Todos recordaban que Nunca se debía cazar un animal adulto pues estos tenían la misión de tener muchos hijitos para que, a su vez, los hijos y los nietos de los cazadores siempre tuvieran qué cazar y qué comer.
Y esta es la raíz de la historia, dijo el Viejo, viendo que los chicos comenzaban a aburrirse.
Osita miró de lleno a Orión para ver si él estaba aburrido pero se encontró con dos ojos muy abiertos y muy atentos porque el abuelo estaba narrando su tema preferido: la caza.
Fue una vez… dijo el viejo…  en que el Gran Cazador de la tribu anunció que esa mañana iba a cazar a cualquier animal que encontrara, pues sus changos tenían un poquito de hambre. Y es que Changos o Gurises también quiere decir chicos.
-Cualquier animal, ¡no! le retó otro abuelo que por ahí le había oído.
-Has de cazar sólo a un bicho enfermo o anciano; los bichos adultos, no… esos no se cazan porque son los que tienen crías… le dijo, y los chicos asintieron con la cabeza porque esa ley la sabían de memoria.
Pero el Gran Cazador de la tribu, que era muy alto y muy fuerte y muy hábil con sus armas de cacería, y un poco orgulloso, dijo:
Entienda, Abuelo, los gurises tienen hambre y yo voy a cazar cualquier animal que encuentre, porque soy el mejor cazador de la tribu y ningún animal se me escapa nunca.
El abuelo del cuento se quedó callado porque en aquella época tan antigua los viejos no eran de discutir ni cargosear a nadie. Entonces se respetaba mucho la opinión de los ancianos, que por algo habían vivido tanto y ya se sabían las alegrías y los asuntos de los jóvenes, lo que se dice: tenían mucha experiencia.
Se quedó callado el abuelo pero movía la cabeza de un lado a otro, como diciendo, Este muchacho es un cabeza dura, che.
La cosa es que el Gran cazador de la tribu salió de cacería con sus boleadoras y se metió en los altos pajonales que había por todo el campo.
Anduvo un día y no dio con nada. Anduvo otro día y tampoco pudo ver ningún animal para cazar.
Ni una huella en el suelo, se dijo, porque los verdaderos cazadores siguen las huellas de los animales que quieren cazar, y por eso, cuando son changuitos, se las aprenden muy bien. Orión conocía de requete memoria todas las huellas de los animales:
La de los venados, como una piedra partida;
la de los Peludos, como unas rayitas juntitas;
y las del choike, cuatro puntitos en cruz o en barrilete, porque tiene su patita esos deditos muy finos que apoyan en la tierra.
 
Tanto anduvo el Gran Cazador de la tribu que ya se empezaba a cansar, pero como era muy orgulloso no lo quería reconocer y seguía adelante.
Hasta que una mañana, apenas se había lavado en un charco, alzó la cabeza y vio un Choike inmenso y brillante comiendo hojitas de una planta. El choike lo miró tranquilo y siguió comiendo como si él no estuviera.
El Gran Cazador de la tribu no pudo creer lo que veía porque este Choike era el choike más grande y más hermoso que hubiera visto jamás. Sus plumas eran plateadas y sus alas, enormes.
El Gran Cazador de la tribu desató sus boleadoras y las empezó a revolear para tirarlas sobre el Choike inmenso. Pero si este Choike era tan grande, es porque era el dios de los Choikes, el Padre Mayor de todos los choikes del mundo, y apenas vio que el Gran cazador quería hacerle daño comenzó a huir por el campo.

Así comenzó una larga cacería: el Gran Choike huía hacía el sur y el Gran Cazador le perseguía de lejos, por lo cual no encontraba el momento de arrojar sus boleadoras para enredar las patas del Mágico bicho de plumas plateadas.

Lo persiguió todo el día y el Choike como si nada, corría y corría adelante sin cansarse, casi.
Lo persiguió toda la tarde y nada, siempre igual. El ave huía hacia el sur. Siempre hacia el sur.
 
Hasta que el Gran Cazador de la tribu sintió que no le quedaba mucha energía para correr. Se había hecho de noche y unas pocas estrellas brillaban en el cielo.
Se apuró el Gran Cazador haciendo un esfuerzo y pudo acercarse… pero el Choike Mágico se alzó en vuelo con sus grandes alas de plata.
Se alzó en la noche y el Gran Cazador, pleno de asombro, arrojó sus boleadoras con todas sus fuerzas. El Choike pisó en el cielo con una de sus patas y voló al infinito, burlando el intento del hombre. Las boleadoras erraron su tiro y pegaron justo al lado de la huella del choike. Tan solo un par de plumitas perdió el ave antes de escaparse para siempre. Y allí quedaron, clavadas entre las estrellas como otras nuevas: la Huella del Choike y las Boleadoras del Gran Cazador de la tribu. Y un poco al costado, perdidas por ahí, las plumas plateadas.

Para que cada niño y cada adulto, cuando las mire, cuando las vea de noche, recuerde este cuento, donde el Gran cazador perdió a su presa por orgullo, Dijo el viejo, y señaló las estrellas del sur sobre sus cabezas y el fuego, en la aldea de Osita y Orión.
Todos miraron en silencio hacia arriba y pudieron comprobar que la historia era cierta, que el Viejo decía la verdad, pues ahí estaban las marcas.
Orión miró pensativo sus boleadoras y Osita soñó con el hermoso dibujo que haría en la mañana.
 

Fin

Ahí están aun hoy sobre nosotros:
La huella del choike: sus cuatro deditos forman la Cruz del sur.
Las boleadoras: forman el puntero, esas dos estrellas brillantes que apuntan hacia la Cruz, llamadas Rigel y Hadar.
Y las dos plumitas: las nubes de Magallanes, las dos galaxias que vemos en las oscuras noches de primavera y verano en la pampa.
Sergio.                   De varios libros leídos, leyenda sudamericana.





jueves, 21 de octubre de 2010

Candela celeste

Este verano las noches de Casilda se iluminan con:

La Candela Celeste
Un Taller de Astronomía para Casilda.

Si te interesa la astronomía
Si te gusta el cielo
Si querés aprender y divertirte

Talleres para niños.
Cursos para jóvenes y adultos.
Observaciones, historia, técnica astronómica.
Aprender haciendo.

La candela celeste abre sus techos al cielo el viernes 5 de noviembre, a las 20,00 hs. En 1º de mayo 2345. Casilda.

Inscripción e informes:
Sergio Galarza, Didáctica Astronómica.
16 años de experiencia en la docencia primaria.
03464 154 49 820 / fijo 427298

sábado, 16 de octubre de 2010

A la caza de estrellas¡¡¡


La senda del Choike, a la caza de estrellas!

La senda del Choike es una nueva iniciativa del Proyecto Sagitario, ¡para hacer blanco en la noche!  
Consiste en un recorrido observacional a ojo desnudo, una charla y caminata nocturna, en la cual el moderador y los participantes van a la caza de estrellas.

Saber el cielo es un placer, y en la senda del Choike, aprenderemos a identificar las figuras celestes que acompañan desde el origen de la historia los desvelos humanos.
Todos sabemos de la constelación Cruz del sur, más este asterismo sugerente tenía un nombre antes de la llegada del español a nuestras pampas, digno es recuperarlo para acercar a nuestros niños, jóvenes y adultos un saber antiguo en provecho de una ciencia apasionante: La Astronomía.

Los caminantes de la senda del Choike irán muñidos del Morral del astrónomo; con él cuatro armas de caza: una birome, una regla, un hilo, un cerebro.

Aprendé a amar los detalles sutiles del cielo y divertite con tus compañeros en La senda del Choike, a la caza de estrellas!!

La senda del Choike es un camino de entrada a un mundo impresionante, que puedes recorrer con tu cerebro y el apoyo de nuestros equipos de primera calidad:
Telescopio Newtoniano 200 1000 Hokenn.
Telescopio Maktusov 102 1300 Skay Wach.
Binoculares Hokenn 16 x 50.
Cámara Acuter para astrofotografía planetaria.
Notebook.
Cartas, Biblioteca Astronómica.
Cañón proyector.

Informes e inscripciones: Sergio Galarza. Moderador, didáctica de la astronomía.
1º de mayo 2345. Casilda.
Cel. 03464 154 49 820  Fijo 03464 427298

viernes, 15 de octubre de 2010

La senda del Choike

Sensacional!!!!
Informate, porque nos vamos tras….
¡La senda del Choike!
Como antaño lo hacían nuestros paisanos Mapuches, salimos de cacería…

A la caza de estrellas!!!!

Una birome, un hilo, una escuadra… y tu cerebro!!!

Con esas cuatro armas, salimos tras el rastro del Choike en una verdadera Cacería de Estrellas!!!

Para aprender jugando con nuestro cielo.
Para compartir un saber propio y uno antiguo.
Para conocer el universo que integramos.

Informes:
Inscripciones:
Sergio Galarza, 1º de mayo 2345. Casilda
Celular 3464 154 49 820
Fijo: 3464 427298